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domingo, 24 de marzo de 2013

Cambios horarios: como joder los biorritmos


Dicen que las personas nos movemos por biorritmos, que tenemos ciclos de subida y de bajada, que los hay de tres tipos: físico, emocional e intelectual y que duran aproximadamente entre dos y tres semanas la subida y otras tantas la bajada.

Pues bien, a mi los cambios horarios me los alteran de tal manera que me los vuelven del revés, lo que para la gente normal supone dos semanas para mí son dos meses. Ya estoy temblando.

El próximo finde, que  corresponde al último domingo de marzo tenemos nuevo cambio, el que llaman "horario de verano". Y digo yo ¿como que horario de verano? yo seguiré levantándome a las seis de la mañana para ir a trabajar, la diferencia es que iré con más sueño, más mala leche y muchísimo más cansada. A mí estos cambios me matan.

 Pero ¿Quien tuvo la brillante idea de andar trastocando el reloj? Pues os lo cuento: Había una vez un constructor inglés llamado llamado William Willet, en 1905, durante un paseo a caballo previo al desayuno. Al hombre se le ocurrió que la mayoría de los londinenses dormían durante la mejor parte del verano (lo que viene a demostrar que este hombre, constructor, de pico y pala cogía muy pocos).



Al señor le gustaba jugar al golf por las tardes y le fastidiaba que se le hiciera de noche tan pronto. A cavar zanjas le mandaba yo, se le iban  a quitar las ganas de golf.

Pues resulta que lo propuso y al principio no le hicieron caso, pero durante la I guerra Mundial,el 30 de abril de 1916 en Alemania y las zonas ocupadas lo llevaron a cabo, poco después otras zonas de Europa, entre ellos España, y dos años después EEUU.
Decían que con el cambio horario se ahorraba mucho carbón que era el combustible básico de la época.Y dicen que en la actualidad el ahorro energético es impresionante según el IDAE (Entidad Publica Empresarial de Ministerio de Industria, Comercio y Turismo).

Pues vale, si tan beneficioso es ¿Por qué andar cambiando cada dos por tres jodiendo biorritmos ajenos? que lo cambien y lo dejen ya de una vez. Un poquito de por favor...



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jueves, 9 de agosto de 2012

Un conejo con un reloj







"¡Dios mío, que tarde voy a llegar! Tarde, tarde, tarde" Era la frase insistente del Conejo Blanco de Alicia en el país de las Maravillas. Y también una frase habitual en mi vocabulario.


Ya hace un par de años que se me rompió mi reloj suizo, y desde entonces como el conejo de Alicia siempre voy corriendo a todas partes porque pierdo la noción del tiempo. 


Pero hace unos días descubrí una relojería de la que me enamoré. Aquí os dejaré algunos de los  modelos que encontré y voy a encargar uno a ver si ya no tengo que ir dando carreras, que resulta agotador.